martes, 29 de marzo de 2011

Mike D'Antoni, desde el cariño y el respeto

No voy a decir que Mike D'Antoni es un mal entrenador, porque sería de locos. Sus títulos en Europa le avalan, además de las grandes temporadas que ha realizado en la NBA, especialmente con los Phoenix Suns precursores del 'run&gun' que tanto divertían a los aficionados. Un equipo que contaba con Nash (la mejor versión, todo sea dicho), Shawn Marion, Stoudemire, Raja Bell (también su mejor versión), Boris Diaw, más Leandro Barbosa, James Jones, Kurt Thomas y Tim Thomas o Pat Burke desde el banquillo. Luego hubo cambios, aparecieron otros jugadores, pero los mejores Suns fabricados por Colangelo y D'Antoni contaban, en gran medida, con estos jugadores.
Estos Suns, que disputaron un par de finales de Conferencia y que superaron las 50 victorias 4 años consecutivos con D'Antoni, no fueron capaces de jugar ninguna final de la NBA. Eso sí, D'Antoni se llevó el premio al entrenador del año en su primera campaña completa con los Suns. E incluso escribieron un libro protagonizado por su 'estilo' de juego de los Suns: ':07 Seconds or Less', escrito por Jack McCallum, encargado de seguir la temporada 2005/2006 de los Suns.
Siete segundos o menos, porque es lo que solían durar los ataques de los Suns, que bajo el mando de Steve Nash imponía un ritmo de juego brutal, acelerado, en el que Marion y Stoudemire disfrutaban finalizando contragolpes, la defensa era justita y acababan, el 99% de las veces, por encima de los 100 puntos por partido.

¿Y si tan divertido y efectivo resulta, por qué no me gusta este estilo?
Porque cuando llegaba la hora de la verdad, D'Antoni se encontraba con Popovich, con Avery Johnson, con Phil Jackson... Con el entrenador de turno que aplicaba al máximo a sus jugadores en defensa y que, si hacía falta, utilizaba todas las artimañas posibles para reducir el 'efecto Nash', Rob Horry mediante. Pero la cuestión es que, de una manera o de otra, los Suns veían la final de la NBA por la tele. Eso sí, la gente estaba encantada con D'Antoni y su 'run&gun'. Incluso los jugadores alababan la manera de dirigir un equipo por parte del entrenador de Phoenix. Si la cuestión es divertirse, contraten a D'Antoni. Ahora, si además quieren ganar, denle buenos jugadores y esperen que la NBA se vuelva loca y todos jueguen al ataque. O al menos, esperen a que se retiren Phil Jackson y Doc Rivers, salvo que Thibodeau 'apriete' y acabe dando una lección a D'Antoni.
En New York se estaban divirtiendo, Zach Randolph llegó a decir que había sido maravilloso entrenar unos días con D'Antoni, pero en la primera temporada sumaron 32 victorias y 50 derrotas, mientras que en la segunda ni siquiera alcanzaron los 30 triunfos, quedándose en 29 y 53 derrotas.

La intención era convencer a LeBron o a un super clase en el Draft del 2010, pero hasta eso le ha salido mal al pobre D'Antoni, ya que sólo pudo hacerse con los servicios de Stoudemire, que se quedaba como jugador franquicia de los Knicks, y sin David Lee, su mejor hombre los últimos años.
El técnico pidió 3 años y ahora mismo se encuentra en el tercero, con Billups y Carmelo Anthony recién llegados (8-12 desde su fichaje) formando, junto a Stoudemire, otro Big Three en el la Conferencia Este que intente hacer sombra al de Boston (Allen-Pierce-Garnett) y al de Miami (Wade-James-Bosh). El problema es que Billups no está físicamente como esperaban en New York (por eso cargarán con todas sus fuerzas el fichaje de Chris Paul este verano...más locos todavía), que echan de menos a gente como Felton, Gallinari o Chandler y que, en el banquillo, no hay nada de nada. Así, sacarán partidos adelante como el de esta noche ante Orlando, con 39 puntos de Anthony, tras una prórroga en la que los triples marcaron la diferencia (se basan en eso), pero no son una fuerza importante en el Este pese al 'bombazo' post All Star. Alvin Gentry reconoce que sus Suns se basan en el ataque de D'Antoni, pero el ídolo de Bryant tiene que cambiar algo en defensa, hacer espabilar a los suyos y olvidarse de que la mejor defensa es un buen ataque. Sin defensa no se ganan anillos. Te diviertes, sí, pero sólo hasta que llega la hora de la verdad y aparecen los de siempre, porque talento hay, prácticamente, en todos los equipos. Pero hambre de ganar y afrontar cada defensa como si fuera la última, no parece que sobre en los Knicks. ¡Suerte Mike!

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